Escrito por hilderjhernandez 31-01-2015 en Radio Zuliana. Comentarios (0)
Una de las conversaciones sobre experiencias con la radio que me ha producido mayor asombro por lo vivido, y también narrado, la constituye sin duda a la realizada a don Marío Suárez en el sempiterno escenario radial de la Fonoplatea de los Éxitos de Radio Popular, y desde hace pocos años de la Organización Don José Higuera Miranda.
En medio de aquellas prodigiosas e interesantes revelaciones sobre su tetánica carrera musical, surge desde la mente de don Marío Suárez, un hombre de casi noventa años, una historia fabulosa que lo involucra a la radio, y que desnuda al medio, como ninguna otra, dentro de esos aspectos muy propios de su filosofía, esencia y género como medio, como tan bien, de su forma natural de relación con los oyentes y los artistas.
Sin titubeo y seguro de lo que dice, don Marío responde con agilidad a esa pregunta ¡por favor una anécdota de algo que le ha pasado en su carrera? casi un cliché en en una entrevista de personalidad, pero pregunta valida al fin: -“Como oyente de la radio siempre recuerdo de forma especial, aquella noche de 1957, cuando extenuado por el viaje en carretera, llegaba al Zulia, en medio de una gira artística, pero para esa época, como recordaran muchos de nuestros amigos oyentes, para esa fecha no habían construido el puente, y era casi obligatorio esperar en una cola, de aquel viejo Terminal de Ferrys de la Rita, hasta llegado el momento para montar el carro en el bote que nos pondría en pocas horas en la costa occidental del lago, es decir en el propio Puerto de Maracaibo; lo cierto, que esa noche de cielo estaba despejado como nunca, con una luna clara, tan clara que parecía una lampara, lleno de estrellas y una brisa suave que acariciaba la piel, lo cierto fue, que llegue tarde y el ultimo bote ya había partido, y no había otra, obligatoriamente debía pernotar toda la noche, y había que resignarse a esperar el próximo que salia a primeras horas de la mañana.
En la larga y pasmosa cola, acompañado por el melodioso silbar de la brisas que se escurría entre las palmeras, entremezclado con el tenue sonido de los marullos producido por su cíclico choque al morir en la orilla, y sumado al lejano y ruidoso croar de las ranas, trataba de dormir en medio de la oscura noche; resignado y sentado en mi carro, escuchaba Ondas del Lago Radio, la cual transmitía para esa hora un programa de talento en vivo, desde el Estudio Primavera, con la maravillosa orquesta de planta dirigida por el maestro Luis Guillermo Sánchez García.
De repente suspenden la transmisión del musical, para darle un pase a la oficina de prensa, donde una voz clara y luctuosa, sobre una cortina musical que despertaba al más dormido, informó al público oyente, en un avance de prensa de última hora, el fallecimiento en un accidente aéreo de la estrella del canto y el cine Pedro Infante, de inmediato, de un solo salto me aferre al volante, se me oprimió el pecho, y mi mente se puso en blanco... y te confieso me puse a llorar.
Por un rato perdí la noción del tiempo y lugar, si... por un largo largo tiempo, me mantuve como en un limbo, solo logre salir de aquel estado de ahogo e inconsciencia en el cual me sumergí, casi de forma catatónica, cuando de la misma radio empezó a salir una voz maravillosa que me abstrajo de aquel limbo en que había caído, como te repito, con esa infausta y desgarradora noticia.
Era la voz más sublime que en mi vida había escuchado en una dama, créeme nunca había escuchado una voz como esa, con tan impresionante tesitura y matices; extasiado ante aquella sin igual voz que salía de la radio, la cual cantaba una danza, también nunca escuchada anteriormente por mí, y que debía llamarse, por lo que decía en la letra “Maracaibo en la noche”me hacían sentir otra vez en una especie de limbo, lo cierto, el público se la hizo repetir a fuerza de ensordecedores aplausos que como gritos salían también por la radio, esperé con ansias que anunciaran su nombre, al final resulto ser Teresita Antúnez, fue la primera vez que escuchaba esa diosa del canto.
Ahora fíjate, este hecho siempre me ha puesto a pensar de como es la radio, instrumento tecnológico que para mí era un elemento de uso diario, tanto por dentro como por fuera, debido al hecho de ser una herramienta de promoción constante en mi carrera artística, esta historia que te he contado me llevo, en corto estado de tiempo, del ocio a la más infinita tristeza, y de esa profunda tristeza, al más elevado éxtasis…
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