viernes, 20 de febrero de 2015

EDUARDO MORELL DJ. DE DJ.

Eduardo Morell nace a finales de la década de los veinte en la apacible y acogedora Mérida, sede de la segunda universidad en importancia y antigüedad para la época, desde niño demuestra aptitud para lo artístico, participando en cuanta actividad cultura, sarao o concurso infantil de canto aficionado se diera en el pueblo  -“Siempre me gustó el mundo artístico, al que me integre desde mi niñez. A los ocho años era cantante aficionado, asistía a los concursos infantiles de radio en Mérida, y ganaba aquellos premios simbólicos, al estilo de una pluma fuente”.- (Meridiano. 1983) 

Además de los estudios se inclina por el trabajo, convirtiéndose en pregonero del Diario Patria y vendedor de golosinas a las puertas del único cine de la ciudad. Su padre, un emigrante italiano llegado al país como parte una migración europea a finales de la primera guerra mundial, crea y regenta para la década de los cuarenta, una incipiente y nada de tradicional empresa de publicidad, extraña unidad empresarial, por no decir inusual para ese entonces, en la pequeña ciudad de ingresos provenientes ampliamente del sector  agrícola y de la renta universitaria.



Eduardo Morell se involucra en la novedosa empresa familiar desde muy chico, dedicándose a la venta y producción de avisos publicitarios para los escasos y arrojados clientes, que por sus costos más económicos que los establecidos por la también recientemente creada radiodifusora La Voz de la Sierra en 1940, prefieren anunciar en los eventos del cine local, conocido como Teatro Principal.
 Es allí en el donde, noche tras noche, antes de comenzar la función, con diapositiva o no, el joven Morell leía y hasta improvisaba los comerciales que el mismo creaba, entre uno de sus preferidos, aquel del almacén ubicado en las adyacencias de la Plaza Glorias Patrias llamado Muchachos Hermanos, primer comercio de la localidad en ofrecer las marcas de radio receptores Victors RCA, Philips, General Eléctric, y que este demostraba en vivo al público, pero, con el pequeño detalle que el joven promocionaba la programación que tenía aquella estación de radio que se escuchaba en onda corta, y que la gente esas tierras conocía como la emisora Broadcasting Central de Caracas, la cual trasmitía diariamente desde hacía muchos años atrás, como se verifica en el periódico “Patria” del 17 de junio de 1926, en cuyas líneas menciona que se reconoce por sus siglas A.I.R.E.

Dentro de las estrategias de venta utilizadas por estos pioneros de la publicidad en la región, estaba la creación de su propio medio, una unidad de voceo que montaron en su carro D´Soto, con la cual micrófono en mano, y a través de una gigantesca corneta metálica, tipo trompeta, estos fijaron en el techo del vehículo. Con la novedosa móvil recorrían las estrechas calles de la ciudad y cercanos pueblos a esta difundiendo, entre el ladrar de perros, los nombres y horarios de las películas, los mensajes de los clientes, y en especial la de los espectáculos deportivos y culturales, que en muchas ocasiones eran montados por ellos mismos, como empresa de espectáculos y variedades alterna a su oficio original.

Su fama creció en la localidad por la pericia que este mostraba día a día en el perifoneo, pero sobre todo, por ese estilo pícaro lleno de frases curiosas que este al vuelo creaba para complementar los mensajes o anuncios, donde involucraba a las personas en especial a las chicas, para captar la atención del público en las calles; además de su proactiva disposición a resolver cualquier problema que se presentara en la sala del teatro, llegando inclusive a sustituir a un boxeador que no se presentaba o llegara a tiempo en una pelea programada que su productora montaba.

En búsqueda de nuevos horizontes, él y la familia, por decisión de su padre, hicieron maletas, cuando este apenas cumplió diecisiete años, según su padre, para hacer una mejor vida, pero sobre todo, para que el fogoso e inteligente Eduardo entrara a la Escuela de Formación de Oficiales de la Guardia Nacional, carrera que en absoluto le llamara la atención, pero que haría para no contradecir y complacer a su padre; ya en la institución castrense las metas cambian cuando el hiperactivo cadete descubre los sonidos del Rhythm & Blue, el Jazz y el incipiente Rock and Roll que nacía como movimiento musical que seducía a los jóvenes a nivel mundial, y que conocía desde el cuartel a través de las ondas sonoras de la radio internacional y de esa radio caraqueña que él conocía desde muy joven cuando la demostraba en su Mérida natal.

Morell decide que su vida no está en la carrera militar, y abruptamente abandona esa meta, aun habiendo terminado la carrera con altos honores en dos años, obteniendo el grado de oficial, y es que este no era su sueño, era el de su padre,. Cerrado ese capítulo de su vida, es cuando decide acercarse a la radio en su época de oro; con el piso y fogueo que le daba su antigua actividad frente el micrófono callejero en las frías y tradicionales calles andinas. Obtiene su certificado de locución a mediados de los cincuenta y decide arrancar a buscar trabajo en la radio, para evitar un poco los impases y reclamos del padre, se traslada a Maracaibo, laborando en la afamada radiodifusora zuliana Ondas del Lago Radio, solo por una muy corta temporada.

El inquieto joven decide regresar a la capital para comenzar su carrera como locutor de conteos musicales pero esta vez como productor de su propio programa -“A raíz de la incursión en la radio de gente joven y enérgica, se dio inicio a un nuevo estilo en la programación. Yo particularmente realizaba los espacios con canciones modernas, mientras narraba un poco la historia de esa canción, el por qué estovo de moda, etc… Eso fue lo que se llamó “Discjokismo”.- (Meridiano. 1983)

Esta estrella indiscutible de la radio de las décadas de los cincuenta y sesenta, e inclusive en los años setenta se mantiene como uno de los predilectos de la audiencia gracias a ese conocimiento que desarrollo sobre todo del gusto de los oyentes jóvenes, premisa principal al diseñar ese sinnúmero de programas exitosos e inolvidables a lo largo de su carrera como lo fueron: Tragadiez de los Éxitos, Discoteca Internacional, La Gran Parada de las Canciones, Mamá y Papá Sinfónola.  Programas que atraparon las audiencias gracias a su estilo y voz inconfundible, la que aun a sus 64 años se conservaba como la de un joven, llegando a pensar muchos de los oyentes que quien trasmitía era un pavo, como su irreverente audiencia, tono vocal característico que mantuvo desde ese mismo noviembre de 1957 cuando arranco por Ondas Populares con sus Tragadiez de los Éxitos, considerado por quienes lo conocieron su preferido.

Eduardo Morell junto al sello Twin Hits una filial en Venezuela del sello neoyorquino  PPX Enterprises publica el primero de sus “Tragadiez de los Éxitos”, y los siguientes, como también los otros de sus diferentes programas, con la Discográfica Nacional Palacios, que era la distribuidora en Venezuela del sello norteamericano, juntos  dan inicio en el país, desde el año1962,  a las recopilaciones y compilaciones discográficas, es decir, un producto o serie de colecciones discográficas con el sello del nombre del programa, en su caso “Los Tragadiez de los Éxitos” además, abalado y refrendado por el locutor o discjockey en un texto que por lo general aparecía en la contraportada del álbum,  en este concepto discográfico se presentaba una recopilación, balance o selección de temas musicales, entre grandes éxitos pegados y temas promocionales que Morell recomendaba a sus oyentes, aunque hay que reseñar que las últimas publicaciones de sus discos las ficha con el sello CBS.









Las afamadas placas musicales de “Los Tragadiez de los Éxitos de Eduardo Morrell” se convierten en auténticas joyas discográficas, las cuales lanzaron al mercado discográfico nacional cientos de estrellas internacionales y del patio, entre el gusto de los jóvenes melómanos de la época; sin duda este tipo de formato discográfico se hizo muy popular en las décadas de los sesenta y setenta entre la gente de radio dedicada al discjokismo lanzando  muchos de ellos al mercado sus propias versiones, hoy auténticos clásicos, tanto para los catálogos de la empresas del disco como para las selecciones privadas de los coleccionistas de la música pop.

Al igual que los álbumes de Morell también se dieron el caso del “Desfile de Éxitos de Clemente Vargas Junior”; “El Hit Parade de Oswaldo Yépez”; “Ciclo Pop de Jesus Leandro”; “Gente en Ambiente de Napoleón Bravo”; “Éxitos de la Juventud con Freddy Eduardo”; “Yesterday Pop Music de Phelo Partidas”, entre otros; por cierto,  tanto Clemente Vargas Jr, como Cristian Roux otro de los discjockey pioneros de la radio, formaron parte del equipo de “Los Tragadiez de los Éxitos” 

Morell en toda su carrera fue un líder en ventas al aire que gozo del apoyo de muchos anunciantes, dada su popularidad y aceptación dentro del público joven donde gozaba de un gran poder de aceptación y credibilidad gracias a su constante y renovada creatividad, que marco un estilo único en el cuadrante radial. La mayoría de sus programas lo patrocinaba la marca de zapato Willians Shoes haciendo de esta marca la preferida del público consumidor y líder del mercado en la industria del calzado nacional. Asi de bueno era Eduardo Morell.



Aunque no todo fue color de rosas, Morell fue acusado por los medios impresos que seguían la fuente de radial de crear un “Morellismo” ya que muchos locutores en las décadas de los sesenta y setenta lo tenían como referencia, creándose una escuela de seguidores, a los cuales se les acusaba de imitadores. También fue acusado de extranjerizante  “Se me ha querido señalar como enemigo de la Música Venezolana, pero nadie sabe por qué soy contrario a la sensiblería barata; pues lo bueno es bueno en Caracas o en Pekín”. Unas de sus defensas en la contraportada de su disco “Discoteca Internacional 1970 con el Sello Motown Record.


Muere en la ciudad de Caracas los 64 años, el 8 de  abril de 1993, con una actividad radial menos intensa  realizando algunos programas especiales para la emisora de su amigo de siempre Oswaldo Yépez, y dedicado a su empresa personal de contacto comunicacional para profesionales, pero con el crédito de haber sido en la radio una especie de gurú radiofónico, algo parecido a lo significo Renny Ottolina para la televisión; sin duda Morell fue un innovador constante en el medio radial.  

1 comentario:

  1. Eduardo Morell dejo un legado muy importante a l radiodifusion y la publicidad en Venezuela , siempre sera referencia para las nuenvas generaciones de como se puede con esfuerzo y trabajo,imaginacion y dedicacion llegar a crear una marca y un estilo, su trabajo sera eterno y nada lo hara desaparecer de la memoria Historica radial de Venezuela, por que como el mismo lo decia lo que es bueno es bueno aqui y en pekin. QEPD maestro Edurado Morell

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