jueves, 5 de febrero de 2015

RADIO ECOS DEL CARIBE fue voz de la Libertad.

Al conocerse la muerte del general Juan Vicente Gómez en Maracaibo, esto a través de una llamada telefónica que desde Caracas hiciera uno de sus apóstoles y presidente de gobierno del Estado Zulia, el general Vicencio Pérez Soto, quien por cierto había acudido a lecho de enfermo del benemérito en Maracay, y ante el evidente deterioro del mandatario se trasladó a Caracas, debido a que su nombre, uno de los pocos fuera del apellido Gómez, era de los más sonados para heredar el poder.

General Vicencio Pérez Soto

De inmediato a través de Radio Ecos del Zulia (posteriormente conocida como Ecos del Zulia) el presidente del estado general Pérez Soto anuncio acongojado pero con voz firme y enérgica la trascendental noticia que enlutaba a los miembros del ejecutivo, noticia que tomo otros visos en la población, ya que gran parte del pueblo maracaibero se lanzó a la calle a celebrar y, a exigir la caída del gobierno, la inmediata liberación de los presos políticos encarcelados en el Castillo de San Carlos y otras mazmorras del país, y la medida urgente de instalación de un gobierno provisional que restituyera las garantías políticas de los ciudadanos, que por veintisiete años fueron sometidas por el oprobioso régimen gomecista.

 Las amplias y empedradas calles del casco central de la ciudad se llenaron de diversos grupos de exaltados jóvenes y líderes políticos, había la oportunidad de gritar libertad por partida doble, primero, ante la confirmación de aquella noticia, ahora oficial, pero manejada por el pueblo en especie de radio bemba o Vox Populi desde el mismísimo 14 de noviembre de 1935, cuando la nación entera debido a la férrea censura de prensa, rueda la bola que el general había suspendido su viaje a Caracas y regresado de urgencia a Maracay motivado a los quebrantos de salud originado por una descompensación de la diabetes mellitus y  un súbito recrudecimiento del cáncer de próstata, el cual por cierto se había negado a operar en 1932, y que por años había minado y hecho estrago en la terca humanidad del viejo dictador, a lo mejor, por temor a que no le sucediera lo mismo que a su compadre Castro.

Ante la fiebre, los malestares y un paro respiratorio que supero gracias a la intervención rápida de su equipo médico Gómez se alojó en su casa presidencial de las Delicias, de donde no saldría nuevamente con vida; y segundo, quizás la más motivadora, el pueblo se sintió libre ante la ausencia de Pérez Soto en la región.

De inmediato y gracias a que la estación radial Ecos del Caribe estaba ubicada muy cerca de la sede de la Gobernación, los enardecidos ciudadanos en busca de libertad hicieron uso del mismo medio radioeléctrico, que apenas unas horas antes había usado el líder del gomecismo en el Zulia para radiodifundir a la colectividad la noticia luctuosa.

Improvisados oradores con sendos discursos políticos tomaron los micrófonos, y otros en el papel de agitadores comenzaron a lanzar consignas contra el régimen, e invitar al resto de la población y radioyentes, que por vez primera seguían una información de tal magnitud en vivo, desde el propio sitio de los hechos, a concentrarse en los alrededores de la Plaza Bolívar y el Palacio de los Cóndores, sede del poder Ejecutivo.

A medida que se iban desarrollando los acontecimientos antes descritos, partidarios e incondicionales seguidores del régimen se vieron atrapados en el Palacio Administrativo y en el cercano Cuartel de Policía, enfrascándose en una batalla mortal a fuego cruzado durante toda la noche y parte de la madrugada contra los violentos insurrectos que se apostaron estratégicamente en el Cuartel de Veteranos, hoy sede del Episcopado, y en el edificio de los estudios de la emisora de radio.


El resultado de la violenta reyerta dejó varios heridos y muertos, los sucesos culminaron con la quema de diferentes negocios situados en la zona comercial adyacente al sitio de los hechos, pertenecientes a empresarios, que de una u otra forma, eran identificados y señalados de mantener relación y empatía política con el caído régimen, pero sobre todo, por la intervención desde Caracas del nuevo presidente provisional el General López Contreras, lo cierto fue que durante todo ese año hubo manifestaciones de todos tipo en lo político y sindical que llevaron al nuevo gobierno a crear y decretar en junio de 1936 la famosa Ley Lara.

por: Hilder J. Hernández