Por Hilder J Hernández...
El radioyente venezolano desde el mismísimo año 1926, año que salió al aire la radioestacion AYRE, se dejó atrapar por “El radio” como se conocía a lo que hoy llamamos “La radio”, un hecho trascendental en la historia del país, solo comparable con la salida del teléfono celular en estos tiempos. Las narraciones infantiles o las adaptaciones de las grandes obras de la literatura, sedujeron al oyente, el cual se identifica de forma afectiva y hasta con un cierto sentido de pertenencia con esos espacios radiales, este podría ser un primer antecedente de aquello que la gente llamaría posteriormente radioteatro, radionovela, la novela, la comedia y hasta el culebrón, formato radial que ocupo por años un puesto de primerísimo orden dentro de los productos ofrecidos por la radio venezolana, lo mismo que fue la telenovela en las décadas posteriores en la televisión.
El radioyente venezolano desde el mismísimo año 1926, año que salió al aire la radioestacion AYRE, se dejó atrapar por “El radio” como se conocía a lo que hoy llamamos “La radio”, un hecho trascendental en la historia del país, solo comparable con la salida del teléfono celular en estos tiempos. Las narraciones infantiles o las adaptaciones de las grandes obras de la literatura, sedujeron al oyente, el cual se identifica de forma afectiva y hasta con un cierto sentido de pertenencia con esos espacios radiales, este podría ser un primer antecedente de aquello que la gente llamaría posteriormente radioteatro, radionovela, la novela, la comedia y hasta el culebrón, formato radial que ocupo por años un puesto de primerísimo orden dentro de los productos ofrecidos por la radio venezolana, lo mismo que fue la telenovela en las décadas posteriores en la televisión.
Este fenómeno no era exclusivo de la radio venezolana, ya
que las “Soap-Operas” como eran llamadas en Norteamérica y las agencias de publicidad;
eran muy populares también en EE,UU, México; Argentina y Cuba, por cierto, de
donde se dice son originarias, ya que eran el arte de contar historias por
capítulos de los cuenteros, palabreros o lectores de novelas como se le
conocían a unos personajes que se contrataban en las fábricas tabacaleras para
entretener con sus historias a los obreros mientras estos elaboraban los
cigarros.
Las radionovelas desde sus comienzos fueron patrocinadas por
la Industria Jabonera y sus distintas marcas de jabones, he ahí lo de “Soap-Opera”;
las más populares en Norteamérica “Clara, Lu, ´n´Em” la primera de las muchas
radionovelas, “Helen Trent”, “Our Gal
Sunday” y “La Otra”, la historia de la radio en ese país comenta que ya para el
año 40 había más de cuarenta novelas transmitiéndose en el país,; Mientras que
en Cuba la historia incluye al “El derecho de nacer”, “Tamacúm”, y “Las
aventuras del Detective Chang Li-Po.
Los antecedentes de las radionovelas venezolanas se remontan
al lunes 25 de mayo del año 1931 cuando la Broadcasting Caracas 1-BC, inaugura
" El Teatro del Aire" donde el actor y humorista Rafael Guinad
presentaba dos charlas semanales, donde, desde el jueves 16 de abril de ese
mismo año el humorista Leoncio Martínez
(Leo) presento sus diálogos cómicos y de forma excepcional también lo hizo
Antonio Ramírez.
Ricardo Espina, entonces subdirector de la estación asegura
que a pesar de los anuncios en la prensa local ”En un inicio de la radio no
había cuadro de comedias, era una estructura más simple, porque había que
hacerlo todo: libretista, actor, barrendero, grabador, locutor y cantante,
éramos toeros, ese primer teatro se radiaba entre las 8:00 y 8:30 de la noche,
seguido de una segunda tanda de 9:00 a 9:30 de la noche todos los martes, se
incluía un tango negro, y el famoso morrongo de la zarzuela “La enseñanza
libre”
La historia será otra cuando aparezca en el escenario de la
radio un pionero de la radiodifusión venezolana, Alfredo Cortina nacido en
1903, a comienzos del siglo XX, escritor de cuentos y libretista de radio,
televisión y cine, destacándose también como actor y publicista; cronista de
Caracas; pintor con una serie de obras en técnica de plumillas, que retratan lugares
de Caracas que no se registraron en fotografías a comienzos del siglo XX;
fotógrafo, sus archivos y series
fotográficas actualmente se exhiben en exposiciones y bienales internacionales,
y por último, inventor de objetos curiosos que solamente su mente con
complicada formación filosófica podía crear, como sus relojes, fonógrafos y
hasta las joyas para su esposa la poetisa y escritora Elizabeth Shön.
Desde su juventud manifestó afición por el teatro y las
artes en general, logrando desarrollar habilidades de ventrílocuo. En tal
sentido, en 1915, a la edad de doce años, actuó por primera vez en una función
a beneficio de la Cruz Roja en el Teatro Municipal de Caracas. Ya para 1924
contando con la edad de 21 años organiza el Teatro Pim-Bol, donde montaba
comedias y dramas escritos por él “A diferencia de los libretos truculentos y
fantasiosos que escribí para la radio, el cine y la televisión, aquellos
escritos que creaba para el teatro eran hechos en versos al estilo clásico
español” (Cortina, A. 1983). El
éxito obtenido por Cortina en las tablas de su compañía artística motivo la invitación
por parte de Anzola y Espina a incorporarse a la empresa radiofónica que dio
origen a la radio en el país, la Broadcasting Caracas Cortina.
En los estudios de la Broadcasting don Alfredo
se convierte, desde 1932, en el libretista profesional que junto al
también escritor Mario García Arocha, escribió la primera radionovela
costumbrista venezolana “La comedia Santa Teresa”, su segundo gran éxito
después del alcanzado por su primera comedia “El matrimonio radiotrónico”
historia en capítulos independientes de una pareja de esposos involucrados en
hechos humorísticos relacionados con la radio. “La Comedia Santa Teresa” es la
historia en capítulos seriados que da origen al primer gran record de audiencia
registrado en la radio, gracias a la calidad y buen humor del contenido en los
libretos, sumado, a la buena actuación de las actrices Conchita Ascanio y
Carmencita Serrano y los actores Ricardo Espina y el propio Cortina, esta serie se mantuvo al aire por cuatro años.
Luego de este éxito, vendría “El misterio de los ojos
escarlata” primera serie de suspenso que mantuvo a la Caracas de entonces
pendiente de las aventuras de Alicia, interpretada por Cecilía Martínez,
heredera de un tesoro enterrado y diseminado por distintas partes de Venezuela.
Posteriormente surgieron de la máquina
de escribir de Cortina muchos libretos y producciones para la radio, que los
oyentes disfrutaban con gran deleite, entre como: “El enigma de los incas”, “El
secreto de Ayarú”, “El alma del tirano”, “El emir”, “El experimento del doctor
Huggs” quizás uno de sus más truculentos escritos el cual consistía en
fabricación de un ser monstruoso con partes humanas robadas en un hospital, personaje
creado mucho antes años antes de la famosa película de Frankenstein. Igualmente
adaptó numerosos cuentos de la literatura infantil, conocidos por los
radioescuchas como “Las Historietas klim”, y otras más que lo ubican como uno
de los grandes libretistas de radio en Venezuela.
En 1934, tras retirarse de la Broadcasting Caracas, funda la
agencia de publicidad Estudios Universo, en sociedad con un grupo de amigos
vinculados al medio “García Arocha, Macías y yo, nos asociamos para fundar
Estudios Universos. Esta fue una emisora moderna, donde se instaló el primer
grabador de discos en el país. Con un estudio con capacidad para 200 personas
bien instaladas, y un escenario grandísimo, donde cabía una orquesta sinfónica
cómodamente instalada, ahí tocó la Orquesta Sinfónica de Venezuela. No tuvimos
buen resultado, porque el mantenimiento era costoso, el sonido nuestro no era
bueno, no pudimos mejorarlo, después nos asociamos con Gonzalo Veloz Mancera,
una gran persona, uno de los pioneros de la radio en Venezuela, Gonzalo hombre
que tuvo una cuota excepcional en la creación de la radio y televisión en el
país, el fundo Ondas Populares, entonces nos asociamos con él, nosotros ponemos
los estudios y él pone la planta transmisora, la planta verdaderamente era muy
buena, pero entonces ya éramos mucha gente, para una sola emisora, no
resultaba, financieramente no daba
resultado, le propusimos a Gonzalo que nos comprara nuestra parte, él nos pidió
esperar un tiempo, mientras que el buscaba el dinero, finalmente nos las
compro. Nosotros le vendimos los estudios, y el posteriormente se la vendió a
Radio Caracas” (Cortina, A. 1983)
Pasada esa parte de
su historia como empresario radiofónico, don Alfredo Cortina compra un espacio radial
como productor independiente en Radiodifusora Venezuela de 7:00 a 9:00 de la
noche, creando una serie de programas de carácter cultural como: “La comedia
boba”, “Treinta minutos de opereta”, “Los pequeños momentos líricos”, “Los
grandes benefactores de la humanidad”, programa que difundía la vida y obra de
los científicos que contribuyeron a mejorar nuestras vidas, “Marte, incógnita
del cielo”, espacio radial que se adelanta como visionario a muchos de los
inventos tecnológicos que con el tiempo aparecerán en el mercado y al
tratamiento del fenómeno OVNI.
Cortina en la década de los cincuenta da el salto a la
televisión, medio audiovisual que conto en sus inicios con la creatividad de
Cortina. En 1953 escribió y produjo para el canal Televisa (señal pionera de
Venevisión, propiedad para entonces de Veloz Mancera) el exitosísimo programa “Los
casos del inspector Nick” con la actuación como protagonista del intelectual
larense Alberto Castillo Arraiz; “Caracas hace 50 años”, “Historias y leyendas
del mar”, “El umbral del misterio”, entre otras series de suspenso e intriga
que escribió para ese canal.
Para los años ochenta ordeno sus cuentos, escritos y
libretos, donándolos gentilmente a la Biblioteca Nacional, hoy recogidos como
una colección que publica la Biblioteca del Sur, escribe su clásico sobre la historia
de la radio, como una especie de autobiografía llamado “La historia de la radio
en Venezuela”, también escribe su popular bets-seller “Crónicas de Caracas”, además de conceder
numerosas entrevistas donde dio a conocer sus invenciones. Su inquietud
artística lo llevo a niveles de dimensión incalculables, una prueba de ello, la
creación de una coral y hasta la autoría de temas musicales como “Las Bellas
Noches de Maiquetía” vals venezolano que
compuso junto a Pedro Arcila Ponte.
Vídeo del programa Pioneros; sobre Alfredo Cortina Parte I
Vídeo del programa Pioneros; sobre Alfredo Cortina Parte II
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