Desde los primeros meses de 1977 los seguidores del Rock en Venezuela empiezan a conocer una banda llamada “La Misma
Gente”, agrupación conformada por músicos de conocidas trayectorias en
agrupaciones de los sesenta “Los Barracudas” y los setenta “Apocalipsis”,
desde San Antonio de los Altos en el Estado Miranda
.
Pedro Vicente Lizardo (PTT) medico internista, se
une a su hermano Humberto Enrique Lizardo (IKE), bajista y diseñador, ambos hijos
del poeta Pedro Francisco Lizardo, médico, cantautor y guitarrista, y con los también
experimentados músicos, el baterista Víctor González (Kasino) quien venía de
militar en Sky White Meditation, Pedro Alberto Galindo,
compositor, cantante y saxofonista, Mario Bresanutti, pianista, cantante y
compositor, y eventualmente, Ricardo Ramírez, flautista, este último quien dio
el nombre a la agrupación porque esta había nacido entre la misma gente de San
Antonio.
Una de las características principales de “La Misma Gente” lo constituye el lenguaje
musical siempre basado en el rock, pero bajo un estilo depurando y desarrollado
para alcanzar su propia autonomía con solo los textos poéticos originales de
PTT.
La Misma Gente sale de su territorio de origen
editando el álbum “Por Fin”, el primero de su carrera
musical, después le seguirían seis discos más y, un DVD, pero sin duda, la
pieza que no puede faltar en la colección de un roquero que se estima es “Por
Fin” acetato que incluye la maravillosa pieza “Lluvia” la más reconocida y
valorada canción de esta agrupación dentro de la corriente del rock venezolano.
Y es desde acá, donde quiero hablarles un poco
desde mis experiencias como locutor del género en Maracaibo durante esa década,
en una ciudad con un segmento significativamente importante ganado para el rock
nacional, desde los años cincuenta, con la presencia de un grupo significativo
de extranjeros de origen norteamericano, sumado a otro buen grupo de jóvenes que
desde los campos de las compañías petroleras se sumaron a ese sonido contagioso
de las guitarras estridentes y los redoblantes y platillos de la batería.
Es que el rock nacional nació en Maracaibo, aunque
les parezca mentira, si nació en Maracaibo y la Costa Oriental, en los salones
de los clubes petroleros, en las fiestas de los chamos gringos, con sus discos
importados de las grandes estrellas del Rhythm and Blues, con los instrumentos
musicales traídos desde el norte por esas familias, en las cocheras de sus
exclusivas residencias en los campos gringos, pero junto a los panas locales,
dando origen a una cantidad de agrupaciones de venezolanos y norteamericanos
que con apenas 15 o 16 años empezaron a emular a las nacientes bandas pop-rock
inglesas y norteamericanas, y de ahí un salto, con la referencia de los grupos
mexicanos.
Quizás la más representativa “Los Impalas” la
primera con viso profesional, esa, la de la primera conformación, de solo un
trio, de dos venezolanos y un gringo en los años cincuenta, y que animaba todos
los encuentros juveniles del Club Creole.
Después vendría “Los Impalas”, ese que conocemos todos en el país por comienzos de los
sesenta, unos “Impalas” que se dan en
el resultado de la unión con “Los Flipper´s”
otra agrupación de los campos petroleros. Ahora bien es en esta relación, en
ese intercambio cultural musical, donde está el secreto de los Impalas, quienes
se convierten en la primera agrupación de rock nacional, y en la primera en
gozar de gran éxito internacional que los llevo en la segunda mitad de los años
sesenta a medirse de tú a tú con las mejores bandas españolas.
Aún recuerdo
cuando entreviste en nuestro humilde estudio de provincia de Radio Reloj
Maracaibo a Miguel Ríos, siendo lo primero que nos repregunto ¿Dónde estaban
los muchachos de “Los Impalas”? ese banda de ustedes si sonaba duro… la misma expresión
la utilizó muchos años después Carlos Morean cuando en una entrevista sobre los
Darts y la música de los sesenta me comento que lo que más asombro de los “Impalas”
esa época era lo duro que sonaban.
Ahora volvamos con “Lluvia” y “La Misma Gente”
es quizás este el single peor promocionado en el interior del país en la radio
de aquel entonces, esta canción reúne todo los atributos para a haberse
convertido en un mega éxito de dimensiones estratosféricas, un sonido duro y
comercial a la vez, una letra única, yo soy el mayor testigo, como la gente en
Caracas lloraba como niños con este tema, quizás porque a los caraqueños con
esta canción recordaban las tragedias que generaba la lluvia en los barrios y
cerros de Caracas de esa época, aunque la letra nada tiene que ver con eso, y
por último una estructura de canción hecha para la cabeza, para el alma.
Hoy quiero desde mis recuerdos ochenteros
presentarles tres vídeos de la misma canción, el primero el sonido original, el
segundo, en concierto desde la UCV, donde se aprecia los efectos que el tema producía
en la audiencia y hasta en el mismo interprete, y por último un video del 2011
en el Teatro Teresa Carreño, donde en total sonido digital van a escuchar el
sonido actual de esa canción, una barbaridad…
Cuando era un niño y veía
caer la lluvia,
que no me dejaba jugar.
No sé precisamente lo que
sentía,
sólo sé que ahora no es
igual.
Porque ahora cuando llueve,
sé que donde tu estés
entristeces un poquito, y te
tomas un café.
Te abrigas bien un rato, no
tienes nada... que hacer.
Y tal vez entonces en mi
pienses..
La lluvia es triste y más,
si ya hay tristezas,
y algún vacío por llenar.
La lluvia fría y más si te
das cuenta, que en tu alma
nunca va a escampar.
Coro
Y cuando llueve no es que
llueve, es que Dios aprende
a llorar, y cuando llueve más
te quiero,
y cuando llueve tú no estás..
Lluvia son tus ojos. Lluvia
es mi intranquilidad.
Lluvia es esta canción si
terminar…
Otra canción si terminar por
tu culpa.
Lluvia mójala un poquito, y háblale
un rato de mí.
Dile que yo sé que en mayo,
su cuerpo llueve por mí.
Dile que de nada, vale amar
sin compartir…
Una cama, un sueño, un hijo y
un jardín.
Lluvia dile lo que yo no sé
decir.
Lo que yo no sé decir todavía.
Porque ahora cuando llueve, sé
que donde tu estés
Entristeces un poquito, y te
tomas otro litro de café.
Y cuando llueve no es que
llueve, es que Dios aprende
a llorar, y cuando llueve,
cuando llueve más te quiero,
y cuando llueve no estarás…
Es la lluvia de la calle,
lluvia sobre mi ciudad.
Lluvia que tumba los cerros,
lluvia que me enterrará.
Es la lluvia de la gente,
lluvia de mi soledad.
Es la lluvia, es la lluvia
que te dejo,
Lluvia para recordar.
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