martes, 3 de marzo de 2015

POR QUÉ NUNCA NOS GUSTA NUESTRA VOZ GRABADA...

Todavía no conozco a una persona que no se sorprenda al escuchar su voz por primera vez, posterior a ser grabada de forma magnetofónica, o posterior a la toma de un registro de voz, como también se le conoce. La mayoría de las veces, por no decir casi siempre es lo mismo, es una reacción negativa, un gesto de desaprobación a lo que la persona está escuchando de ese registro, y ahí, como una experiencia repetitiva escuchamos un ¡Noooo…¡ esa o ese no soy yo... pero lo cierto es que sí es ella; ahora es bueno saber lo que ocurre, y el porqué de este fenómeno que a todos nos ha ocurrido alguna vez en la vida.

Para comprender ese fenómeno lo primero que debemos conocer es cómo hacemos para oír, el oír es una cuestión de acústica, resulta que en nuestra vida cotidiana todo lo que escuchamos, se desplaza en el aire como onda sonora que al llegar a nuestro pabellón auricular, es recogida y conducida hacia el interior del oído, una vez en el canal auditivo, las ondas siguen viajando hasta chocar con el tímpano, al que transmiten su vibración; los movimientos que se generan ahí, se transmiten al oído medio a través de la acción de un conjunto de huesos: martillo, yunque, venticular y estribo, para finalizar el ciclo en la cóclea o caracol, donde esta vibración se convierte en impulso nervioso que es conducido por el nervio auditivo hasta el cerebro, donde se genera otro proceso electro-químico que se encarga en descodificar e interpretar la señal.



Pero que ocurre con nuestra voz, resulta que cuando nosotros hablamos el sonido de nuestra voz nos llega por la misma vía que el resto de ondas sonoras, pero a diferencia de los otros sonidos que percibimos, nuestra voz nos llega por otro camino, el de nuestro cuerpo. Como es esto, es un proceso fácil de entender, resulta que el sonido de nuestra voz también viaja directamente en el cuerpo en forma de vibración desde las cuerdas vocales y la estructura ósea del cráneo hasta nuestra cóclea, reforzando allí las vibraciones de baja frecuencia, es decir, los tonos graves.

 
De esta manera podemos entender que la voz que oímos cuando hablamos, es una combinación o resultante del sonido que percibimos por ambas vías, por eso, cuando escuchamos una grabación de nuestra propia voz y no oímos la segunda señal, la voz interna, no reconocemos nuestra voz, ya que al faltar ese refuerzo interno o voz ósea, oímos una voz más aguda, una voz que en nada es parecida a la acostumbrada voz grave que reconocemos como nuestra voz.




Ahora bien, para finalizar este articulo quieres experimentar de forma consiente tu voz ósea, procedee a tapar tus oídos, los más fuertemente posible, habla algo, y así solamente oirás las vibraciones conducidas por los huesos y te darás cuenta que tu voz sonará mucho más grave, a lo que acostumbras a escucharla, cual es la idea entonces, escucha algo grabado, y repítelo, escuchando tu voz ósea, hasta que aprendas a reconocer donde debes colocar la resonancia tu voz para que se escuche donde a ti te agrade; es el ejercicio clave de los profesionales de la la voz hablada para para ubicar el tono de su voz en su zona de confort.

A continuación reproducimos un articulo publicado en http://vozsaludable.blogspot.com/2012/10/resonancia-y-cavidades-resonanciales.html  llamado Vos Saludable.

Resonancia y Cavidades Resonanciales
La Resonancia
Después de producirse el sonido fundamental por la vibración las cuerdas vocales, este viaja a través de las cavidades de resonancia donde se modifica y se amplifica por la adaptación de órganos móviles y fijos contenidos en las mismas.

Cavidades de Resonancia
El sistema de cavidades es todo el espacio comprendido por encima del nivel de los labios vocales. De este espacio resonador forman parte tres cavidades principales: faríngea, oral y nasal (Seidner & Wendler, 1982).

Cavidad Faríngea.
Según Seidner&Wendler (1982) está dividida en tres zonas:
Hipofaringe: es la parte inferior, va desde la entrada del esófago hasta la raíz de la garganta.
Faringe Oral: es la parte del medio, comprende la zona desde la raíz de la lengua hasta las amígdalas.
Faringe Nasal: es la parte superior, comprende la zona que va desde las amígdalas hasta la base del cráneo y está limitada hacia adelante por las aperturas traseras de las fosas nasales.


SISTEMA DE RESONANCIA (Riggs, 1998, p. 29)

Cavidad Oral.
Descrita por Seidner & Wendler (1982) como la cavidad más transformable. En ella se encuentra el paladar duro, el paladar blando o velo del paladar, la lengua, los labios, las mejillas y los dientes.
El paladar: el paladar tiene una parte dura y una blanda. La parte dura es fija, pero la blanda conocida como velo del paladar en donde se encuentra la “campanita” (úvula),es móvil, realiza movimientos que le permiten elevarse y permanecer en esa posición.
La lengua: está constituida por una musculatura que le permite una extraordinaria movilidad. La posición y la actividad de la lengua influyen notablemente la transformación del sonido.
Los labios y las mejillas: delimitan la cavidad oral adelante y a los lados y tienen gran movilidad a través de los músculos faciales.

El maxilar y los dientes: los dientes están fijos, pero el sonido se puede modificar a través de la movilidad del maxilar inferior que no solo se da para masticar los alimentos sino que es un factor determinante en la articulación.



CAVIDAD ORAL. (Kids Britannica, 2012)

Cavidad Nasal.
Seidner &Wendler (1982) afirman que el esqueleto básico de la nariz está constituido por hueso y cartílago. El tabique nasal se encuentra en medio de la nariz y la divide en dos cavidades principales. De las paredes de la cavidad salen a cada lado tres cornetes. Además, asociados a la nariz, entre los huesos craneales vecinos se encuentran los senos frontales y paranasales. La cavidad nasal es de gran importancia para el timbre de la voz y la formación de ciertos sonidos.



CAVIDADES NASALES. (Martínez, 2012)

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